Noticias 30.10.2019 José Mansilla: “La ciudad ha pasado a convertirse en una mercancía” El docente de Ostelea ha participado en un encuentro CityMakers sobre los retos y oportunidades del turismo urbano. El Phd y profesor en Ostelea, José Mansilla, ha participado en el encuentro CityMakers Global Talk celebrado en Pangea (Rambla Catalunya), Barcelona. La mesa de debate, coordinada por Enrico Porfido, CEO de Touriscape 2, ha contado con la asistencia de Iván Álvarez, CEO de Emotional Data, Mar Santamaría & Pablo Martínez, fundadores de 300.000 km y Víctor Torres & Camilo Osorio, fundador de City Makers. CityMakers es una plataforma global especializada en establecer buenas prácticas de coproducción de ciudad. Su principal objetivo es transformar los territorios conectando a citymakers de ciudades de referencia y así conozcan sus praxis e inspiren el cambio en sus comunidades. Para ello, han creado un tejido de labs, espacios de conocimiento compartido y experiencias urbanas únicas que convierten la ciudad en el objeto de estudio en el que participan individuos con perfiles y enfoques heterogéneos. El intercambio de opiniones e ideas ha respondido al título “Barcelona: Challenges and Opportunities of Urban Tourism” (Barcelona: desafíos y oportunidades del turismo urbano”). José Mansilla ha explicado cómo se ha transformado la ciudad condal mediante determinadas políticas de marketing y urbanismo, que él denomina renacimiento urbano, para sufrir un retroceso con la crisis económica, la globalización y la normativa. Del renacimiento urbano a la ciudad como mercancía Durante la primera década del siglo XXI, importantes ciudades de Reino Unido como Liverpool, Manchester, Leeds, Cardiff, Bristol o Liverpool pasaron por un periodo de regeneración de sus centros urbanos conocido como urban renaissance (renacimiento urbano). Estas urbes han sido un ejemplo a seguir por otras ciudades que han copiado su modelo de políticas basadas en los incentivos fiscales y en la desregulación de algunas de sus normativas urbanísticas. En este marco comienzan a despuntar ciudades que compiten por la atracción de capital y de visitantes con el consecuente cambio en los intereses de su entorno inmediato. En el caso de la ciudad de Barcelona, las tres administraciones (local, regional y estatal) propiciaron un camino de competencia capitalista que culminó con la declaración de la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Entonces, la ciudad condal vive su particular urban renaissance en barrios como el Poblenou donde se lleva a cabo proceso de desindustrialización que le convierte en ubicación ideal para el uso residencial. Una vez finalizados los Juegos, la dinámica urbanizadora no se detuvo. Según Mansilla, el carácter turístico de la ciudad se vio acelerado por la Gran Recesión. Las medidas puestas en marcha desde el Ajuntament, las iniciativas estatales (reforma del mercado laboral y desregulación de determinados sectores productivos), así como por el primer y único gobierno convergent de la ciudad, fomentaron con la excusa de la salida de la crisis “una nueva vuelta de tuerca en la terciarización de tintes turísticos de la economía urbana de Barcelona” explica Mansilla. En este marco, las nuevas prácticas turísticas han desbordado la burbuja turística -la clásica separación entre el espacio del turismo y del residente- dando paso a la aparición de nuevos conceptos como Lifestyle Tourism, turismo sostenible, Smart Tourism o turismo local que conciben el turismo como un consumo del espacio sobre la ciudad que no conoce límites, superan los hitos y elementos patrimoniales característicos y recorren completamente su entramado mediante una nueva mirada. Estas medidas han convertido el espacio urbano: “La ciudad, por tanto, ha pasado toda ella a ser una mercancía” explica JA Mansilla. “En la actualidad ciudades como Barcelona compiten en un mercado que ha desbordado sus fronteras inmediatas y ha trascendido la lógica espacial para situarse a nivel global y simbólico; todo es mercado en el mundo capitalista actual” aclara Mansilla. Todos estos datos contribuyen a que el Phd en Ostelea concluya que las urbes actuales, consideradas meros puntos espaciales en el mercado global, se parezcan mucho más a las ciudades medievales, cuyo origen fue precisamente un mercado, que a la más ordenada y democrática urbe renacentista. Compartir