Blog turismo 19.02.2019 El turismo, una herramienta para conservar el patrimonio histórico Es, desde hace años, uno de los principales objetivos del sector: conseguir potenciar el turismo a la vez que se protege el patrimonio histórico y cultural de los destinos. El reto hace tiempo que está sobre la mesa y, de hecho, tanto la Organización Mundial del Turismo como la Unesco se han reunido en diferentes ocasiones con la intención de aunar sinergias. Derechos y obligaciones El turismo es, por decirlo de alguna forma, juez y parte en este proceso y es que, aunque todos los ciudadanos tienen derecho a visitar estos lugares que forman parte de nuestro legado histórico, la realidad es que la presencia masiva de turistas en estos lugares puede llegar a acelerar su deterioro y ponerlos en peligro. Como resultado los principales organismos y operadores turísticos se han puesto manos a la obra para llevar a cabo medidas que permitan reducir la concentración en determinados destinos que son patrimonio histórico o en monumentos y restos arqueológicos protegidos. A la vez, la estrategia del turismo como herramienta para conservar el patrimonio histórico pasa por concienciar a los ciudadanos de su grado de responsabilidad. En manos de los viajeros está ejercer un turismo responsable y visitar todos estos lugares de forma consciente y con la intención de favorecer su preservación. Es lo que los expertos definen como «encuentro positivo». Preservar sin perder identidad Al otro lado están los países que desean impulsar su economía a través del turismo y que deben encontrar el equilibrio entre atraer a viajeros de todo el mundo sin perder su riqueza ni afectar a su medio ambiente o legado histórico. Son muchos los destinos concienciados al respecto y que están trabajando en implicar a las generaciones más jóvenes como la millennial, que además de ser un público muy atractivo para el sector, también es un actor clave a la hora de fomentar el turismo responsable. En Omán, por ejemplo, a través del Ministerio de Turismo, se está empoderando a los jóvenes para que inciten a la recuperación de las tradiciones del país y así puedan transmitirlo a los turistas. Buscan atraer más público, pero sin perder su esencia. En una situación diferente se encuentran países como Perú. Con el Machu Picchu como emblema turístico, recibe cada año casi un millón y medio de turistas. Una presión que buscan diversificar potenciando los atractivos de otras zonas con actividades dirigidas a los más jóvenes. Compartir